En este repaso a los tomos de The Walking Dead, llegamos al tercer tomo de la edición española, Seguridad tras los Barrotes. Un título muy acertado porque es uno de los grandes momentos de la serie, la llegada a la prisión donde transcurrirá gran parte de ella.
A estas alturas, el grupo de supervivientes ha ido tomando posesión de varios lugares, en los que se ha encontrado más o menos a salvo. Esta vez, una prisión de alta seguridad se percibe como un auténtico fortín en el que poder refugiarse sin demasiados problemas y resistir durante meses.
Robert Kirkman utiliza esta premisa para encerrar al grupo de Rick Grimes en un microcosmos, en el que, como suele pasar, aparecen nuevos personajes que enriquecen la trama. Cuatro convictos, aislados en el comedor de la prisión que han resistido durante meses sin saber qué ocurría fuera de las cuatro paredes donde habán quedado atrapados.
El guionista vuelve a jugar con nosotros, haciéndonos dudar de las intenciones de los recién agregados personajes. Un suceso traumático, provocado por alguien que todavía está vivo, rompe la momentánea tranquilidad en que se han refugiado. Los equívocos desencadenan una escisión, y cuando todo parece arreglarse, la situación explota.
Kirkman disfruta haciéndo que los vivos se peleen, y si los muertos tuvieran sentimientos, estarían demasiado ocupados riéndose de ellos como para comérselos.
La personalidad de Rick comienza a evolucionar, y este pilar de la sociedad comienza a dejarse llevar por la situación, algo que ya le ocurrió a Shane y que está provocando que la figura del lider carismático y benevolente comience a desdibujarse.
Un punto más a favor del escritor, que permite que en apenas dos páginas, cambie totalmente la imagen que tenemos de él. En cuanto al dibujo, Charlie Adlar continúa con su fantástico trabajo, y en este tomo ya nos hemos olvidado totalmente de Tony Moore. Los personajes ya son suyos completamente, y se divierte con ellos.
Fantástico, por cierto, el cliffhanger de este tomo, que promete que el próximo será muy intenso. Y ¿cuál no lo es?
No hay comentarios:
Publicar un comentario