Decía cuando hablé del anterior tomo de Los Muertos Vivientes que era una etapa de transición. Que pasaban cosas interesantes y que los personajes evolucionaban, cambiaban y morían si era menester. Pero que se respiraba una calma que no presagiaba nada bueno, que algo se acercaba en el horizonte.
Y lo vimos claramente en la última página del tomo. El Gobernador volvía, con ganas de crear serios problemas y ahí está la grandeza de Robert Kirkman.
El personaje es totalmente odiable, detestable y ruín. Sabemos que es malo, el villano de la historia y que se merece lo peor. Pero también es cierto que sus acompañantes, los que le siguen y obedecen en el ataque contra el grupo de Rick y compañía, son tan inocentes como estos.
El Gobernador es un ser ruín, pero los que disparan contra nuestros supervivientes son personas de la calle, sin más motivación que defender lo suyo, engañados por el irrefrenable ego de su líder. Y por eso, cuando sucede lo que sucede, no somos capaces de culpar a quien apretó el gatillo.
Mentiras, medias verdades y un sentimiento de autoprotección es lo que consigue que un pueblo de personas pacíficas, preocupadas por salvaguardar una situación de calma y seguridad que les ha costado mucho de crear y mantener, se alzan en armas contra unos enemigos que están dispuesto, creen ellos, a destrozarlo todo para hacerles sufrir.
Lo mismo que se vive y percibe en la prisión.
La diferencia está en la personalidad de su líder, Rick, que está dispuesto a dejarse matar para mantener a salvo a los suyos, y cuyas decisiones suelen conducir a que alguien muera, pero que otros se salven. Y en este tomo, sus decisiones traen graves consecuencias para su familia.
En esta historia encontramos la que yo considero escena más cruda y dura de la serie. Al menos, anímicamente. Dura, brutal y que nos muestra otra vez que aquí no se salva uno por ser amigo del prota.
Solo esta escena vale para avalar que estamos ante una historia que, si bien no será la mejor escrita de todos los tiempos, es una que no se detiene ante nada para avanzar y que es capaz de sorprender al lector.
Y de eso se trata, ¿no?
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Este tomo creo que congracio a toda la blogosfera al rededor de la serie, es que es no se.... fascintante, aterradora, brutal, épica.... En el futuro la serie decae un poco, pero sigue dandole patadas a la mayoría de colecciones del mercado.
ResponderEliminarSencillamente brutal.
ResponderEliminarLa escena que todos tenemos en mente no consigo quitarmela de la cabeza, no por lo gore que llega a ser si no por el durísimo golpe que es para los protagonistas y para el lector.
No estoy de acuerdo con Yota en que la serie decae, simplemente no todos los capítulos pueden ser gente disparando y muriendo. Se necesita calma para dirigir lo que pasa aquí si es que es algo que se puede superar en una vida.
Yo creo que no decae. Es que es un golpe muy fuerte, y que no se puede repetir. Sí, todos tenemos en mente el final del tomo 14, pero eso es repetir jugada. Nada puede ser tan duro como lo que pasa en este álbum.
ResponderEliminarNo es por lo gore, como dice Sebas, sino por todo lo que representa. Y es una lástima no poder escribir más para no chafar sorpresas al lector que todavía no lo haya leído (¡¿Cómo puede ser eso?!?)
Un saludín
Te confieso que hasta esta semana santa solo había leído unos 10 cómics de esta serie :P
ResponderEliminarNunca es tarde si el cómic es bueno.